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Edición Infidelidad

Infieles, por placer pero discretos

Los sexólogos creen que cada pareja debe marcar los límites y que, si se cometen deslices, es mejor evitar la sinceridad.

La pasión y las emociones son un universo complejo. Caben infinidad de formas diferentes y cada pareja marca las normas y los límites. Los sexólogos advierten de que es muy difícil enamorarse de más de una persona «pero no es complicado desear a más de diez».

Cada pareja marca las normas: algunas pueden admitir un desliz de una noche y otras exigen la exclusividad de la monogamia, pero las infidelidades existen y la tentación está a la vuelta de la esquina. «Es muy difícil enamorarse de más de una persona, pero no es complicado desear a más de diez», subraya Iván Rotella, sexólogo y uno de los participantes en el curso que imparte la Universidad de Oviedo en Avilés.

Y ante una infidelidad ocasional, ¿es mejor sincerarse? Los expertos no lo tienen claro: «Hay veces en las que ser sincero no aporta nada a la relación; esos casos yo los califico como ‘sincericidio’, explicó, con un término que hace referencia a la unión de las palabras ‘sinceridad’ y ‘suicidio’. En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber; al menos, eso creía William Shakespeare. Algunos sexólogos defienden que, en algunas ocasiones, es mejor no contar a tu pareja que has estado con otra persona, y más cuando ha sido algo de una noche. Eso sí, siempre que no afecte a la relación».

La pasión y las emociones son un universo complejo. Caben infinidad de fórmulas diferentes: amigos, «follamigos» (amigos con derecho a sexo), parejas, compañeros… Los perfiles son infinitos y las características varían para cada persona. Y si hay una relación, el límite de lo permitido o no también varía: las reglas las impone cada pareja. Muchos amantes no se conforman con el placer de una relación monógama, por lo que buscan algo más. La idea de amor y deseo varía para cada persona: «Todos creemos saber qué significan esos conceptos, pero al final cada individuo los vive a su manera», puntualizó Iván Rotella. En su ponencia sobre «La gestión del deseo erótico», Rotella hizo hincapié en que el término infidelidad adquiere un significado distinto en cada pareja: «Su contenido y sus barreras tienen que ser fruto de una negociación entre ambas partes», afirmó. «Las cláusulas del acuerdo se deben fijar al inicio de la relación, no cuando llegan los problemas», añadió.

Los sexólogos creen que no existe una definición teórica sobre la infidelidad: «Vivimos con el concepto católico de lealtad, pero el significado es impuesto: hay que hablar y negociar», apuntó Rotella. A raíz de esa afirmación, se generó un intenso debate entre los alumnos con opiniones encontradas. «Mientras mi pareja se entregue al máximo cuando está conmigo, me da igual lo que haga con otras», defendía una alumna. Otros, por su parte, lo consideraban «una falta de respeto».

Sacrificarse

«Para que una relación funcione hay que lograr un equilibrio en el que ambos integrantes se sientan bien; si hay que sacrificarse no merece la pena», argumentó Iván Rotella. Ante este postulado, varios alumnos defendieron que, en ese caso, si un miembro de la pareja siente atracción sexual por otra persona, no debería contener sus impulsos. «Repito, si hay que abstenerse no merece la pena», recalcó Rotella, quien defendió distintos modelos de pareja : «Todos pueden funcionar; no existe un manual de pareja universal».

Pero muchos alumnos dudan de que una relación que admita encuentros sexuales con terceros pueda prosperar: «En una de estas, de tanto probar surge el amor». Al final, todo radica en la diferencia entre «enamoramiento» y «amor»: mientras que el primero es una reacción hormonal alimentada por el deseo sexual, el amor es «una construcción cultural que se educa», explicó la sexóloga Salomé Cía Brasero. Y es que ya Platón cuando preguntaba por el amor encontraba el sexo por respuesta.

Fuente: Faro de vigo

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