Un nuevo estudio nos muestra que las vacaciones de verano hacen que estemos más abiertos a la idea de tener una aventura. Un 29% de las mujeres y un 36% de los hombres infieles aseguran que el principal motivo es el no tener sexo con su pareja estable.
Los resultados, proporcionados por el portal de citas Victoria Milán, revelan que a los infieles les irrita más su pareja durante las vacaciones de verano, por lo están más abiertos a ser infieles de lo habitual. El poco tema de conversación, la presión de los quehaceres, las continuas discusiones… todo esto hace que la tasa de infidelidad se dispare.
Para un 36.2% los hombres y un 28,7% de mujeres infieles que han participado en la encuesta de un total de 4.652, la principal razón por la que preferirían pasar más tiempo de sus vacaciones con su amante o buscarse (si no tienen) una buena aventura extramatrimonial, es que no tienen suficiente sexo dentro de su relación.
Para ellas, las discusiones son el segundo motivo para ser infieles
A partir de aquí los hombres y las mujeres difieren en sus razones. La segunda razón por la que ellos son más propensos a ser infieles, es que se sienten asfixiados por la presión que ejerce su pareja durante las vacaciones (23,40%). Para ellas, las múltiples discusiones con sus maridos o novios es el segundo motivo(19,30%), el mismo que se encuentra en la tercera posición para los hombres con un 14,2%,. Para ellas el no tener el suficiente tema de conversación para tanto tiempo libre juntos (15,3%) es motivo más que suficiente para buscarse un amante.
Según Alicia Gallotti, reputada sexóloga y portavoz de la web en España, “durante el año los integrantes de una pareja pasan más tiempo en el trabajo que juntos. Y de pronto, las vacaciones los llevan a convivir las 24 horas. La incapacidad de adaptarse a esta nueva situación, no siempre placentera, suele derivar en el deseo de vivir una aventura arrebatadora.”
¿Qué es exactamente ser infiel?
La definición de infidelidad no ha cambiado en absoluto con la llegada de Internet. Ser infiel, es simplemente, romper la confianza de la pareja cuando se mantienen secretos alejados de la intimidad conyugal. En definitiva, somos infieles a nuestra pareja cuando le mentimos de manera consciente y a sabiendas de que nuestro comportamiento no es el correcto.
Los motivos para ser infiel parten de nuestros impulsos, pero son variados. Aunque cada caso tiene componentes específicos, en las consultas se repiten una y otra vez las mismas razones. Robert Weiss, uno de los más reputados psicoterapeutas, estadounidense especialista en relaciones de pareja, ha elaborado para la publicación Psych Central una lista de los motivos psicológicos subyacentes en los casos de infidelidad que ha tratado a lo largo de 20 años de experiencia clínica y que, en muchos casos, se pueden dar de manera simultánea.
Once razones para ser infiel
– La monogamia nunca ha sido aceptada. El sujeto nunca ha tenido la intención de ser monógamo. A pesar de haberse casado o haber aceptado un compromiso. Nunca ha querido tener sexo sólo con su pareja. El matrimonio, para él o ella, sería sólo un sacrificio hecho para mantener en el tiempo una relación que consideran satisfactoria. La monogamia para estas personas no es más que una molestia, algo a evitar, más que algo a mantener.
– Nuestra pareja no nos da lo suficiente. Se trata de una razón muy común para ser infiel. El sujeto encuentra que su pareja no le aporta el suficiente amor, el tiempo y la atención que considera adecuadas, y que sí reciben la familia del cónyuge, los niños o el trabajo. Muchas veces estas personas no son conscientes de sus necesidades emocionales, no lo hablan con su pareja y, finalmente, acaban siendo infieles.
– Creemos que el amor ha desaparecido. El sujeto infiel percibe erróneamente que el amor se ha acabado en la relación, porque ya no se da la intensidad sexual y romántica propia de los primeros pasos en una relación. La realidad es que, en las parejas sanas, a medida que pasa el tiempo el amor se transforma en mayor compromiso, intimidad y confianza.
– Existe un vacío emocional. Si la relación es insatisfactoria lo más normal es que, antes o después, uno de sus miembros acabe siendo infiel. Máxime si los problemas de la pareja hacen a una de las dos personas alejarse del resto de personas cercanas o amigos. El sexo y el romance se utilizan para llenar un vacío emocional.
– Sabemos que vamos a dejar a nuestra pareja, pero queremos tener a alguien en la recámara. Así de simple. Antes de enfrentar la realidad y decirle a nuestra pareja que para nosotros la relación ha terminado, buscamos a un suplente, para poder reemplazar a nuestro compañero en cuanto se haya tomado la decisión. Muchas veces esto se hace de manera inconsciente, pero se hace.
– Nos sentimos inseguros. La persona infiel se siente en inferioridad de condiciones respecto a su pareja: más viejo, más feo, con menos dinero… La infidelidad sirve para reafirmar su valor en el mercado amoroso, subir la autoestima al considerarse deseable. El problema es que las infidelidades causadas por este motivo no suelen ser meditadas, y el arrepentimiento está a la vuelta de la esquina.
– Nos aburrimos. Aunque la relación pueda ser en términos generales satisfactoria, en algún momento simplemente una de las partes se aburre y quiere probar algo especial. Encuentra un placer misterioso e intenso en una relación secreta.
– “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Esto suele ir unido a cualquiera de los otros motivos. Pensamos que mientras no nos pillen no estamos haciendo daño a nadie. El problema es que, tarde o temprano, te acaban pillando.
– Queremos tomar represalias. Algunas personas engañan sólo como venganza por un comportamiento de su pareja que consideran injusto. Quizás como sospecha de una infidelidad de la otra parte, antes de comunicar nada, preferimos ser nosotros también infieles.
– Tenemos un trauma no resuelto. Según numerosos estudios, las personas que han sufrido en la infancia algún tipo de trauma como un abandono emocional, maltrato físico o abuso sexual son más propensas a ser infieles respecto a sus parejas.
– Tenemos expectativas irracionales de lo que nuestro cónyuge debe ofrecer. Estas personas esperan que sus parejas les concedan todo lo que piden, y cumplan todas sus necesidades. Cuando sus parejas, inevitablemente, fallan, sienten que la infidelidad está justificada.
Fuente: el confidencial.com
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