«Los acosadores tienen sus propios foros donde intercambian estrategias, consejos y hasta víctimas»
Daniel Perry se precipitó al vacío desde el puente Forth Road de Edimburgo. Había caído en las garras de una supuesta joven estadounidense que le amedrentó con filtrar sus comprometidas conversaciones por internet a sus padres y amigos. Le exigió una cantidad ingente de dinero que Perry nunca pagó. Una hora después del plazo, el escocés de 17 años no halló más salida que el suicidio como única y lamentable solución a su miedo y, sobre todo, al pudor que le asolaba.
El chico mantenía una relación íntima por Skype con una nueva amiga que creía ser de su misma edad. Nada más lejos de la realidad. Había sido grabado durante sus encuentros virtuales por una red organizada cuyo objetivo era extorsionarle. El buscó ayuda en el lugar equivocado. Los usuarios de la red social ask.fm le invitaron a suicidarse. Este sitio ya había desatado las alarmas cuando otra adolescente inglesa de 14 años también se quitó la vida tras recibir insultos y amenazas en esta plataforma, donde se pueden intercambiar mensajes de forma anónima.
Crecimiento exponencial
Ese anonimato supone, precisamente, la impunidad para los depredadores, para los «groomers» como se conoce a los adultos que acosan a menores a través de internet con intenciones sexuales. Una lacra que crece exponencialmente, como advierte un nuevo estudio del Centro de Explotación Infantil y Protección Online (CEOP, en sus siglas en inglés) del Reino Unido.
Las víctimas eran chicos entre 11 y 15 años
Esta organización, asociada a la Policía británica y dedicada a proteger a los menores del abuso sexual, ha realizado doce investigaciones durante los dos últimos años en las que 424 niños, 184 de ellos en Reino Unido (más del 40%), han sido objeto de chantajes por parte de redes de pederastia. La mayor intervención, llamada Operación K, desveló que 322 niños estaban siendo chantajeados en todo el mundo, 96 de ellos en Gran Bretaña. Las víctimas, en general, chicos entre 11 y 15 años, sucumbieron ante una banda de personas no europeas que afrontarán un juicio en las próximas semanas.
El CEOP hace hincapié en cómo los niños británicos se han convertido en el blanco de los depredadores sexuales, ya que en cinco de las doce líneas de investigación abiertas los delincuentes estaban en Reino Unido. Por dos cuestiones: por el uso de un idioma universal como el inglés, que facilita la comunicación, y porque la sociedad británica es muy abierta y liberal. Sin embargo, «el coto de caza es a nivel mundial. Y el crecimiento de esta práctica también», advierte Julián Millán, agente de la Unidad de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional. «El groomer puede estar en Colombia, Kazajistán o Londres», insiste el investigador, y su víctima en la otra punta del planeta.
Levantan una obra de ingeniería social
Las argucias, tretas y artimañas de un adulto para ganarse la confianza de un adolescente son infinitas. Y similares en un país y en otro. Antes de empezar a tejer su red, el «groomer» se empapa de toda la información posible sobre su víctima: estudia su perfil, sus contactos, sus fotografías, sigue sus comentarios y opiniones en las redes sociales… «Después, el 90% de ellos comienza a levantar una obra de ingeniería social», explica el agente Millán. Pasa a tener los primeros contactos con su víctima, en los que se muestra simpático y amable. Sigue obteniendo información de la forma más natural (¿tienes mascota? ¿cómo se llama tu abuela? ¿qué coche tiene tu padre). Cualquiera de las respuestas puede ser la clave para conseguir la contraseña. Y trata de ganarse la confianza del chico con tretas de lo más variado. Por ejemplo, ofreciéndole dinero para recargar el móvil.
«Comienzan pidiendo un baile ante la webcam»
Cuando tienen suficiente información, comienza el chantaje. «Primero, los depredadores consiguen que los niños hagan algún baile ante la webcam; después que enseñen el sujetor, por ejemplo; más tarde que se quiten alguna prenda de ropa… A partir de aquí la víctima está perdida, ya la puede chantajer y amenazar con enseñárselo a sus padres. El groomer la tiene tan controlada que llega a lograr que se masturbe o mantenga relaciones con otro menor grabándolo en una cámara», explica Juanma Romero, fundador y director de Adicciones digitales.
«Cada vez piden más», asegura el agente Millán. Y mantenerlo en secreto es lo peor para la víctima, según estima Millán.«Los chicos no lo cuentan e intentan solucionarlo por sí mismos. Es peligroso. El acoso de un «groomer» puede llevar al suicidio del chico. A veces algunos padres, si se enteran, intentan arreglarlo suprimiento y borrando todo e incluso dando dinero al groomer. Pero el silencio perpetua el daño. Hay videos que se publican en internet años después de haberse grabado», dice el agente.
Hasta suplantan personajes famosos
Existen niveles de «groomers» y pueden emplear estrategias diferentes: «Uno de los ataques —prosigue Millán— es hacerse pasar por la víctima en las redes sociales. Una vez que consiguen la contraseña, se meten en el perfil y, al cuarto mensaje, amenazan a la chica con mensajes del tipo: «Voy a hacer que seas la más p… del instituto». Así la puede chantajear. Otros activan de forma remota la webcam o utilizan virus o suplantan a personajes famosos…».
Los «groomers» no tienen un perfil definido. Son uno más entre todos. «Hay padres de familia con hijos y un trabajo normal, gente inteligente con estudios… El 90% son hombres, pero no faltan las mujeres. Los hay de 15 y 16 años hasta más de setenta. Puede estar jubilados o ser joyeros, panaderos o trabajadores de un banco. Y siempre están en varias redes y con agendas muy amplias. Hasta de 250 niños en cada red. Incluso tienen sus propios foros, donde intercambias estrategias, víctimas, consejos…»
Fuente: ABC.es
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